Si queremos considerar cualquier música como Música Reiki, debemos tener claros algunos aspectos específicos que determinarán que el tema sea válido para esta terapia como música de fondo, que es el uso correcto de este tipo de arte: como herramienta complementaria para mejorar la eficacia del recurso terapéutico principal. Estos elementos específicos son:
Facilitar la relajación tanto del paciente como del terapeuta: Esta indicación puede parecer obvia, pero no toda la música considerada como relajante sirve para ello. Por ejemplo, algunas canciones cantadas y Mantras que suelen ser relajantes pueden no funcionar como música de Reiki, ya que el paciente que la escucha puede sentirse incómodo y mantenerse resistente al proceso por diferencias culturales o simplemente por tratar de "entender" el Mantra o sentir algún efecto. La mejor idea es utilizar música con sonidos naturales, cuencos tibetanos, didgeridoos o incluso mejor, con instrumentos japoneses y de Asia Oriental. Tócala a un volumen bajo/moderado y con altavoces estéreo si es posible.
Centrar la música que se utilice en el objetivo terapéutico: Además de favorecer la relajación y eliminar las resistencias psicológicas al proceso, debes contar con un amplio repertorio en tu bolsillo para adaptar la música de Reiki que utilices al problema principal que el paciente traiga a la terapia, o a lo que estés tratando de sanar en esa sesión en el paciente (o en ti mismo si estás haciendo Auto-Reiki). Las pistas con sonidos de pájaros y viento funcionarán muy bien para sanar el Cuarto Chakra y la paz mental. Los sonidos de olas y tambores/palos de agua son muy útiles para trabajar el Segundo Chakra y la expresión de las emociones y sentimientos. Por último, la música con tambores suaves y didgeridoos se asocia comúnmente a la curación del Primer Chakra.
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